Valoración muy positiva de la nueva junta organizadora de las fiestas
Del 20 al 23 de junio Calatayud tornaba a los tiempos medievales de Alfonso I El Batallador y de la conquista de estas tierras por el rey aragonés. Un viaje en el tiempo ambientado a través del tradicional mercado medieval, de las distintas representaciones teatrales y de la instalación de 30 jaimas en el casco histórico de la ciudad. Unas fiestas declaradas de Interés Turístico Regional y que se desarrollaban prácticamente sin ningún tipo de incidentes.
Ambientación y valoración
Tras los días festivos, el presidente de la Junta organizadora de las fiestas, José Luís Frisa manifestaba su alegría por el buen ambiente y desarrollo de las fiestas. “Estamos muy contentos de como se han desarrollado las fiestas y de la colaboración que hemos tenido por parte de todos. Unas fiestas en las que prácticamente no hemos tenido conocimiento de ningún incidente y en las que hemos solventado todos los inconvenientes de tratarse de la primera ocasión en la que las organizábamos esta nueva junta”.
Algunos datos
Según hemos podido conocer finalmente se montaban 29 jaimas en el casco histórico de la ciudad, principalmente en la Plaza de España y alrededores. Una zona que ha estado muy animada a lo largo de los tres días.
En cuanto al número de puestos del Mercado Medieval, este año se ha contado con 90 puestos, cifra superior a la del año anterior. La valoración en general de los comerciantes ha sido buena, sobre todo los instalados en Plaza de España y alrededores, aunque también es cierto que el tránsito en otras zonas como la Plaza de Santa María ha sido menor, algo en lo que habrá que trabajar para conseguir que todo el trayecto sea de interés para todos.
La valoración de los organizadores del Mercado también fue positiva recalcando la importancia de estas fiestas bilbilitanas en el desarrollo de las fiestas recreacionistas en Aragón.
Otro dato que llama poderosamente la atención fue el desfile del sábado por la tarde hasta San Pedro. Con la intención de ir poco a poco incorporando la fiesta a zonas más céntricas de la ciudad pero sin perder ese carácter del casco antiguo, participaban en el desfile según la organización unas 1.000 personas ataviadas con trajes de la época. Un desfile que se convirtió en multitudinario al pasar por el céntrico Paseo Cortes de Aragón.
La plaza del Olivo albergó las actuaciones nocturnas en las que de nuevo se contó con mucha gente en los conciertos, sobre todo en el del sábado por la noche con la actuación del grupo Lurte, una banda aragonesa inspirada en el recuerdo de los guerreros almogávares al servicio de la Coronoa de Aragón y que nacía en el año 2004, en el que además, una de sus integrantes es bilbilitana. A ritmo de gaitas, dulzainas, trompas, tarotas y violín, el grupo hizo un repaso por sus canciones con también otras más actuales.
La Plaza del Fuerte también contó con actividad, en este caso el sábado por la mañana con la lucha en batalla de guerreros que iluminaron el albero con sus espadas, atuendos de batalla y escudos.
Caballero de Honor y representaciones teatrales
El nexo de las fiestas se encuentra en las distintas representaciones teatrales que a lo largo de los días dan continuidad a las fiestas. Distintos escenarios, distintas obras y sobre todo un trabajo delicado de Antonio Bueno y de los actores y actrices que en estos días encarnan a distintos protagonistas.
El Caballero de Honor elegido este año por la organización nos llevó del tradicional cristiano al no menos musulmán, Manuel Micheto. Durante todos los días anduvo intentando visitar todas las jaimas montadas, además de participar en todos los actos oficiales de las fiestas. Un caballero musulmán que nos habla también de la convivencia de esas tres culturas y del legado que a lo largo de los años nos dejaron en el arte y cultura de la ciudad.
Unas fiestas en suma que tienen y deben de seguir creciendo sin perder sus orígenes y su lugar y que ya forman parte de la actividad festiva de Calatayud.