En esta edición de la mítica carrera de bicicleta de montaña en la que se cumplía su vigésimo aniversario contamos con la participación de dos bilbilitanos: Fernando Caballero y Arturo Yagüe
El Dakar de las bicicletas cumplía en esta edición su vigésimo aniversario, y lo hacía con un recorrido especial de casi 600 kilómetros y con más de 4.000 metros de desnivel positivo. Una carrera por etapas en la que se junta la calidad de los ciclistas, la preparación, la suerte y la navegación. Más todavía en esta edición en la que se contó con mucho más desierto que montaña.
Una carrera que arrancaba el pasado 1 de mayo y que finalizaba el 6 y en la que participaron más de 500 ciclistas llegados de todos los puntos del Mundo con el objetivo principal de terminar la carrera y de superar todos los retos del recorrido entre desierto, lunas, vergeles, caminos, pistas y hacerlo con la navegación adecuada.
El desierto protagonista
Alejados del Atlas, en esta edición, el desierto en todas sus expresiones fue el gran protagonistas incluyendo tramos clásicos como los cordones de dunas de Erg Chebbi o zonas como la colina del Capi. Todo ello con dos etapas tipo marathón de enfoque muy dakariano, en la que los participantes tuvieron que superar sin ningún tipo de asistencia.
Dos ciclistas de la zona entre el desierto y las dunas
Hasta Marruecos se desplazaban dos ciclistas bilbilitanos: Fernando Caballero y Arturo Yagüe.
El primero, lo hacía debutando en esta competición y por llamarlo de alguna manera en la carrera más suave de las dos, la “Titan Ebike”, un viaje de cinco días en el que los participantes recorrieron algunos tramos de las tres últimas etapas de la prueba grande, la Titan Desert. “La verdad es que he vuelto encantadísimo de todo lo que he vivido en estos días: los recorridos, la gente, los amigos que haces…, ha sido una experiencia inolvidable”, comentaba Fernando Caballero tras volver de Marruecos y en los micrófonos de COPE Calatayud.
Caballero nos comentaba también las diferencias entre la Titan Ebike y la Titan Desert. “Nosotros teníamos unos recorridos paralelos a la gran cita coincidiendo en algunas con ellos. Fueron recorridos más cortos y alojamientos en hoteles, además llevábamos guía y coche de apoyo”.
En esta carrera Fernando Caballero no paró de disfrutar de todo y de todos. “Los paisajes desérticos, el contacto con personas o tribus en el desierto. No se, por ejemplo, de repente en medio de la inmensidad te podías encontrar con un niño, en medio de la nada y te pedían chocolate, agua. Tu mirabas y te preguntabas, ¿pero de donde ha salido este niño?, un poco después veía al fondo una cabaña. Gente muy hospitalaria que no paraba de animarte”.
La experiencia ha sido tan enriquecedora para el protagonista que no duda junto con los compañeros de aventura de pensar en volver, pero en esa ocasión para afrontar la vuelta importante, la Titan Desert.
Competir y superar adversidades
El segundo protagonista de esta historia lo podríamos definir casi como un veterano de la Desert, puesto que este año cumplía con su tercera participación, Arturo Yague. Formaba parte de uno de los equipos más importantes que participaban en la prueba con compañeros como Prudencio Induraín o Luís León Sánchez, que fue tercero en la clasificación general. En el caso de Arturo acababa la carrera en la mitad-alta de la clasificación y a pesar de tener que superar problemas estomacales durante varios días.
Para Yagúe al equipo le faltó algo de suerte para ganar la prueba, “Luís León Sánchez en la segunda etapa rompía dos veces la cadena perdiendo 20 minutos, pero bueno conseguía ganar tres etapas de la Titán”.
Pero por encima de lo meramente deportivo Yagüe destaca la experiencia que se vive y que cada año suele ser distinta. “Como somos ya algo veteranos en esta carrera solemos llevar más barritas de chocolate durante la carrera y se la vas dando a los niños con los que te encuentras, o en ocasiones simplemente comprando algunas de las cosas que te ofrecen no tan solo durante la carrera sino también cuando se montan los campamentos, puesto que alrededor del campamento siempre hay gente de Marruecos con la intención de conseguir algo para comer”.
Otro de los aspectos que destaca el ciclista de Calatayud, es la relación que se consigue con los propios compañeros. “Fíjate que son 6 días en mitad de la nada. Unas mil personas en medio del desierto y al final creas vínculos no tan solo con la gente de tu equipo, sino con todo el mundo”.
A veces, y en este tipo de carreras donde se conjuga la navegación, con el deporte y la aventura, lo importante es llegar. No se trata tan solo de completar más de 100 kilómetros diarios en bicicleta de montaña sino que hay que sumar los problemas de navegación o la incomodidad de dormir en tiendas en mitad del desierto. Una carrera en la que este año no lograban acabarla más de 100 participantes.
La lluvia en el desierto
Por si fuera poco este año los participantes se encontraban también con una situación muy distinta a la de otras ediciones, quizás por eso del llamado cambio climático, y fue la presencia de la lluvia y del agua en el desierto como afirmaba Arturo Yagüe, “hemos tenido dos días de tormentas y a la dificultad de la carrera hay que sumar también dormir en campamentos nómadas en el desierto”.
En algunas etapas por el desierto precisamente dificultó todavía más la lluvia y la superficie mojada.
Tampoco le faltó el tener auténticos días malos principalmente por un problema estomacal, “he tenido dos días muy malos con problemas en el estómago en las dos últimas etapas, una de ellas de casi 100 kilómetros y sin poder comer nada. Aunque finalmente cuando te paras a pensar siempre te acuerdas de los mejores momentos y te planteas volver a repetir la experiencia”.
Otro de los inconvenientes desde luego está en las temperaturas con contrastes más que importantes, y es que se puede pasar de los más de 38 grados de temperatura en mitad del desierto o entre las dunas a temperaturas nocturnas en los campamentos que no superan los 3 grados.
Esta ha sido parte de la aventura de dos bilbilitanos: Fernando Caballero y Arturo Yagüe que con su bicicleta decidían participar en una de las carreras más exigentes de montaña de las que se organizan en el Mundo. Dos deportistas que recién acabada la carrera ya están pensando en volver en la próxima temporada.