RIBOTA.- Preocupación en la zona por los sondeos de una empresa de cría de cerdos

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Recibimos una nota de prensa de parte de la asociación “Malanquilla sin purines” en la que manifiestan su preocupación por la posibilidad de que en la zona se establezcan empresas dedicadas a la cría de cerdos de forma intensiva.

“La empresa catalana Premier pig, ante la dificultad de establecerse en Cataluña y en el este de Aragón por los desastres ambientales que ha causado el modelo intensivo de porcino, busca zonas despobladas para satisfacer sus intereses económicos, que provocan un importante impacto ambiental y a las personas. La España Vaciada es un lugar muy sugerente para este tipo de proyectos que, entre otras consecuencias, incrementan la presencia de nitratos en las aguas, lo que está relacionado con algunos tipos de cáncer.

La empresa catalana Premier pig lleva en la zona del río Ribota más de dos meses buscando emplazamientos para crear una granja de porcino de 5.000 madres. En un primer momento, las dificultades pasan por encontrar la cantidad suficiente de agua para tantos animales, 5.000 cerdas adultas de unos 200 kg. Esta necesidad hídrica se calcula en unos 38 millones de litros al año para beber y en más de 27 millones de litros anuales solo en limpieza.

La descendencia anual de las 5.000 cerdas estaría próxima a los 120.000 lechones, contando con una modesta prolificidad entorno a 10 lechones por parto, se llegan a obtener hasta 16, y contabilizando 2,25 ciclos anuales. El tránsito de camiones, necesarios para llevarse los lechones y para traer el pienso, se incrementará en la zona hasta 180 desplazamientos de camiones al mes, vehículos de alta capacidad con hasta tres ejes traseros y para los cuales la mayoría de pueblos de la zona no cuentan con una variante. Por lo que estos trailers pasarán por el casco urbano de varios municipios como Villarroya de la Sierra, Cervera de la Cañada y, depende de donde se sitúe la granja, también por el casco urbano de Clarés de Ribota, Torrelapaja y Malanquillla, entre otros pueblos damnificados.

El problema fundamental que esconde el sector del porcino industrial y que se pone de manifiesto en numerosas zonas de España es la contaminación. Tanto de las aguas superficiales y subterráneas como del aire que se respira en estas zonas. El amoniaco es uno de los cuatro gases para los que la Unión Europea fijó techos de emisión en la Directiva 2001/81/CE, debido al potencial contaminador y, sobre todo, a las afecciones a la salud humana. España ha incumplido reiteradamente los límites fijados por Bruselas y ya en el año 2019 estas emisiones se encontraban un 39% por encima de lo permitido. El 90 % de las emisiones se deben al sector del porcino industrial como el que intenta imponer Premier Pig a la zona del Ribota. El incumplimiento de estas obligaciones le supone al Estado Español el pago de la correspondiente multa proveniente de Bruselas.

El purín es el contaminante más evidente de la producción intensiva de porcino. Según el Real Decreto 324/2000, del 3 de marzo, cada cerda gestante produce 5,1 m³ de purín al año. Esto significa, como mínimo, que se generarán 25.500 m³ de purín al año, lo que supone algo más de 10 piscinas olímpicas, de 50 metros de largo, por 25 metros de ancho y dos de profundidad, de este excremento del cerdo. Estos purines se esparcen por los campos de cultivo; sin embargo, al llevar tal concentración de nitrógeno las plantas pueden aprovechar el 10 % del purín utilizado, el resto se reparte entre un 30 % que va a la atmósfera, provocando ese desagradable olor, y un 60 % que pasa directamente a las aguas. Como ha quedado demostrado en varias zonas de España y Europa no hay aguas ni suelos que resistan esta carga continuada. El descontento social generado en estas áreas, en las que incluso se impide beber el agua de boca, ha hecho que Premier Pig tenga que fijar su objetivo en zonas de la España Vaciada como el valle del Ribota.

Como empresa forastera, probablemente, Premier Pig ha subestimado el cariño que los vecinos de esta comarca tienen a sus pueblos. A pesar de verse obligados a emigrar desde mitad del siglo pasado, muchas personas siguen teniendo su residencia vacacional en estos pueblos que muestran un profundo arraigo al territorio. Entre un buen sector de la población se ha generado temor a la macrogranja porque se conocen las consecuencias que la ganadería intensiva de porcino produce en los entornos por los que ha pasado. Malanquilla es uno de los municipios que primero ha comenzado a tomar cartas en el asunto. Es uno de los pueblos de la zona con mayor tradición del mundo asociativo.

Desde la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial advierten de que las granjas de cría, como la proyectada en el Ribota, son las primeras. El proceso evoluciona después con la proliferación de granjas de engorde para cebar a los lechones de la macrogranja en las cercanías y ahorrarse kilometrajes. Esto relanza los parámetros ambientales y de salud hasta valores irreversibles a escala humana".