Las obras se encontraban desmontadas y algunas de sus partes habían sufrido daños causados por el paso del tiempo y las deficientes condiciones de conservación durante el almacenaje
La Diputación de Zaragoza ha restaurado el retablo de la Virgen del Carmen y el retablo de la Virgen del Rosario de la iglesia parroquial de Monterde, que lucen de nuevo en el templo de la localidad. Las piezas que conforman ambas obras se encontraban desmontadas en diferentes dependencias, afectadas por el paso del tiempo y las deficientes condiciones de almacenaje.
"Conservar los bienes artísticos de los municipios de la provincia es imprescindible para poder conocer nuestro pasado. Y en esa línea trabajamos desde la Diputación de Zaragoza con la restauración de obras como estos dos retablos. Se trata de patrimonio importantísimo para los municipios y por lo tanto desde la institución provincial se apoya su conservación facilitando la restauración de estos bienes con planes y ayudas anuales", destaca la diputada delegada de Cultura, Ros Cihuelo.
El proceso de restauración de ambas obras se inició en la Escuela Taller XIV de la Diputación de Zaragoza y ha sido finalizado por la empresa Antique S.L Restauración de Arte.
El retablo de la Virgen del Carmen es de estilo barroco, data de finales del siglo XVII y tiene unas dimensiones de 5,26x3 metros. Algunas de las piezas se encontraban fracturadas, los lienzos estaban desajustados, la estructura estaba afectada y se había desprendido la pintura en algunas de sus zonas.
El retablo de la Virgen del Rosario, del siglo XVI, tiene unas dimensiones de 4,85x3 metros, y en él destaca la talla policromada de la virgen. Sus piezas también se encontraban divididas y almacenadas en diferentes estancias. Algunas de ellas estaban agrietadas y se había desprendido su pintura, especialmente en las molduras. Otras también habían perdido volumen, presentaban algunas alteraciones y ha sido necesario hacer ciertos ajustes. Tras el proceso de restauración, y antes de proceder al montaje, se ha acondicionado el muro de la capilla donde se ha colocado el retablo.