Dos pueblos que contrastan y no dejan de sorprender
Abanto es una localidad situada a tan sólo 12 kilómetros del Monasterio de Piedra que destaca por múltiples curiosidades.
La primera de ellas su famoso “Ojo de Pardos”, un lago con forma de ojo, donde según cuenta la leyenda, muchos años atrás, un labrador vecino de la localidad, dejó sus bueyes y herramientas de trabajo para marcharse a comer y continuar arando la tierra posteriormente, y a su vuelta se encontró con que la tierra en la cual había estado trabajando esa misma mañana, se había convertido en un hermoso lago con esta singular forma.
Un lago catalogado como Lugar de Interés Geológico que en la actualidad está rodeado de chopos, y sin duda tiene un encanto especial, en el que por su peligrosidad no está permitido el baño.
Lo mismo sucede con el Pantano de Abanto, otra visita obligada, sobre todo para los amantes de la pesca. El pantano se nutre de unos caudalosos manantiales que nacen bajo una gran roca y de las fuentes que dan origen al río Ortiz, situadas algo más arriba. Además también dispone de una chopera, la cual invita a hacer una parada para comer y disfrutar de la naturaleza.
Con el estómago lleno se puede continuar la visita recorriendo sus calles, con multitud de flores en barandillas y balcones, y donde no pasa desapercibido lo cuidadas y limpias que se encuentran, para posteriormente contemplar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, disfrutar de sus fabulosos Retablos e Imágenes, y comprobar lo bien conservada que se encuentra, al igual que sucede con la Ermita de San Fabián y San Sebastián y la de San Esteban.
Por último, no sin antes visitar el Castillo y contemplar desde allí sus fabulosas vistas, les recomendamos acudir al ya abandonado pueblo de Pardos, dentro del municipio de Abanto y a unos 20 minutos en coche. Uno de los más singulares destinos de nuestra Comarca, que no deja a nadie indiferente por el estado en que se encuentra, y que conserva intacta su estructura de viejo pueblo aragonés.
