VILLAFELICHE.- Un recorrido entre la pólvora, cerámica y su riqueza cultural y paisajística

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Situado en la N-234 entre Calatayud y Daroca se encuentra Villafeliche, un destino turístico rural y de cercanía en el que se puede disfrutar de una bonita escapada de fin de semana.


Si lo que nos gusta es caminar, comenzamos nuestra visita por la mañana, con un agradable paseo por la vega  (señalizado y de unos dos kilómetros)  desde el mismo pueblo hasta las Reales Fábricas de Pólvora, aunque también se puede acudir en coche.  Unas fábricas declaradas Bien de Interés Cultural con una situación muy específica, debido a las singularidades que requería la elaboración de la pólvora (debían situarse en lugares escondidos, con poco viento y mucho sol). Se trataba de un complejo de unos 200 molinos que eran pequeñas fábricas de 8 ó 10 metros cuadrados cada una, donde se picaba el azufre, salitre y carbón vegetal , humedeciendo la mezcla  para que no explotara, para posteriormente secarla al sol, cribarla y seleccionarla. Una vez allí, encontramos uno de los Molinos restaurado por el Ayuntamiento, donde mediante paneles explicativos se muestra la maquinaria utilizada y el proceso de fabricación de la pólvora.
De vuelta, decidimos dar un paseo por el pueblo y disfrutar de sus vecinos, callejuelas y bodegas de estilo mudéjar , contemplando en la Plaza de la Iglesia una bonita escultura en bronce de Luis Moreno Cutando dedicado a los alfareros, en la Plaza Mayor otro monumento de este escultor bilbilitano, en este caso un Molino en bronce dedicado a la pólvora, y por último decidimos visitar a San Ignacio, también de Luis Moreno, y situado en la casa en la que nació.
Tras esto comemos en el Bar Tato y una vez que hemos descansado un poco, le contamos nuestros planes y nos da las llaves para continuar con nuestro recorrido. Acudimos a ver la Iglesia de San Miguel Arcángel, de estilo barroco y con la torre mudéjar (también catalogada como BIC). Dentro descubrimos numerosas imágenes y retablos de gran riqueza, uno de ellos de estilo churrigueresco. Además en la Sacristía también existe a disposición del visitante, un pequeño Museo religioso con diferentes objetos, que nos invitan a reflexionar a cerca de todo el poder que tuvo Villafeliche siglos atrás gracias a la pólvora y la alfarería, puesto que ante la necesidad de encapsular la pólvora en vasijas de barro, Villafeliche llegó a tener cerca de 70 alfares.


Nos dirigimos ahora a ver el Museo de la Cerámica, que se sitúa en la Ermita de San Antón, donde encontramos singulares piezas de loza fina decorada de los Siglos XVII y XVIII entre otras, y visitamos al único alfarero que queda en la localidad, Manolo Gil, allí compramos algún recuerdo y él mismo nos enseña cómo se hace la cerámica.
Comienza a anochecer y decidimos hacer noche en Casa Rural Laura y Hotel Rural Sara. A la mañana siguiente nuestra vista comienza en el Castillo, otro Bien de Interés Cultural de la localidad construido sobre la base de otro castillo islámico anterior. Después nos acercamos al Monte Calvario, uno de los pocos que existen en Aragón. Este Monte es en sí toda una singularidad, pues en cada estación de su Víacrucis hay una ermita, donde los vecinos podían hacer enterramientos hasta el año 1965 gracias a un Don Papal. Hacemos este curioso recorrido y llegamos a la Ermita Grande, donde se aloja el Museo del Ermitaño, gracias al cual nos hacemos una idea de cómo era vivir allí.  
Tras esto y ya para finalizar esta curiosa escapada contemplamos las pinturas iconográficas del año 1700 que desarrollan la Pasión de Cristo, situadas en la capilla de al lado, y con esto damos por concluida nuestra visita.
Ahora ya sólo nos queda contar nuestra curiosa experiencia a familiares y amigos, y conservar los bonitos recuerdos que nos llevamos con nosotros.