VIVENCIAS PARA UNA CRISIS.- Otro día diferente pero nada más

Vivencias para una crisis por Manuel Martín Bueno
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28 de diciembre del año 2020

Antes de que se nos escape, como agua en un cesto, este año fatídico, resulta oportuno poner sobre el fondo blanco de la hoja de papel virtual de la pantalla, alguna reflexión fruto como las anteriores del estado de ánimo cambiante del abajo firmante, que es lo que procede para dejar prueba fehaciente de la responsabilidad de quién teclea en estos momentos.

Hoy ha sido un día mas, diferente, eso es verdad, pero no mucho de los anteriores y de los siguientes, que llegarán desgranando el racimo de las uvas finianuales con que celebraremos su paso a otro nuevo. Ese que todos deseamos mejor, lo que no debería ser difícil, aunque vayan Vds. a saber.

Me hubiera gustado escribir “el día siguiente”, pero como no soy optimista en exceso, no me atrevo a tanto. Tal vez esa frase deba quedar para los políticos o para quienes desde los puestos para los que fueron elegidos y ejercen la cosa pública, se suelen atrever a casi todo. Pueden comprobar que aunque no entrecomillo el vocablo políticos, ese apelativo nos pertenece a todos aquellos habitantes de aglomeraciones urbanas que reciben el nombre de ciudades si nos atenemos al clasicismo griego porque fueron los que lo inventaron atribuyéndolo a quienes se dedicaban a la cosa pública de su ciudad la polis.

El día siguiente se atribuirá, ya se ha hecho, para definir lo inmediato posterior en el tiempo, al momento en que se ha administrado en España y en toda Europa al mismo tiempo, o casi, mejor decir Unión Europea y aún con todo, la primera vacuna a los representantes de los grupos escogidos por grupos de personas encargadas de ello, mas los que representan los intereses de la política, la sociedad, etc. Se ha comenzado por ancianitos de ambos sexos, todos ellos (que hayamos visto) de una lucidez mas que admirable, junto a personal sanitario o asimilado. En esto, si la información no yerra, se ha escogido también con cierto cuidado y tacto. Personal de enfermería y otro personal sanitario de niveles subalternos, pero no por ello menos importantes en la cadena de quienes arriesgan diariamente su salud y también algo mas, por llevar a cabo con profesionalidad su vocación o simplemente su profesión, que de algo hay que vivir. Son dignos de aplauso una vez mas, pero no olvidemos, no olviden, quienes tienen responsabilidad directa en gestionar desde mas arriba, que siguen estando ahí y necesitan mas apoyo, mas medios (siempre serán insuficientes) y desde luego remuneraciones acordes a su tarea casi nunca bien reconocida en lo salarial y en lo que a estabilidad laboral se refiere. Es grande el esfuerzo económico y social que se realza en España para formar adecuadamente a un médico, un investigador, personal de enfermería, etc., para que luego nos permitamos perderlos camino de otros países donde son justamente valorados. ¿Es que no nos damos cuenta del esfuerzo de todo tipo que se realiza, para tan poco beneficio social en nuestro país?

Hoy ya tenemos gente vacunada en una primera fase, no olvidemos que son dos, mas el tiempo de espera hasta que les den la autorización para hacer una vida casi completamente libre, tras su mascarilla, distancias, etc., porque la cosa no termina con la vacuna ni mucho menos. Luego vendrán mas, luego muchos mas, hasta que ya sea una rutina que debamos cumplir cuando nos toque y nos lo indiquen. Hasta ese momento y desde ese momento responsabilidad es lo que se debe exigir a todos los ciudadanos, para que un día se pueda decir que el mal sueño de la pandemia finalizó, hasta la próxima, no sean optimistas. Esta Humanidad doliente está en este valle de lágrimas para eso, para llorar de vez en cuando, muchas veces hasta que los lacrimales ya no sean capaces de destilar mas líquido salado que resbale por las mejillas.

Ha pasado tanto tiempo desde que comenzó el año que se nos va, en que se comenzaron a escuchar algunas cosas que nos hicieron pronto temer por lo desconocido, que ya nos queremos olvidar de aquellos meses. Jano bifronte, el dios de las dos caras de las monedas romanas, que indica el tránsito de un año al siguiente, nos observa con gesto cansado, con su barba puntiaguda y larga, pero dando paso amable a un nuevo año que llegará puntualmente sin que nos demos cuenta porque ya está aquí.

Estos días son atípicos, como desde hace muchos meses, da la impresión de que unas veces estemos montados en una montaña rusa gigante e interminable en la que cuando has llegado a una altísima cima y percibes abajo un abismo insondable que te deja sin respiración, creas que estás cerca del final. Ni lo sueñen, hemos dicho que es interminable o al menos no atisbamos el final por parte alguna. Otras veces nos encontramos, sumidos en sueños que antes no tuvimos, en una cueva a veces gigantesca como la del Polifemo de la Odisea homérica que aterrorizó a Ulises y sus compañeros. Nosotros en esa cueva no somos los ingeniosos griegos que lograron salir agarrados a los vellones de lana de las ovejas y carneros que apacentaba Polifemo, sino aquellos incautos que se esconden en el fondo de la cueva porque ya ha transcurrido tiempo suficiente desde que el COVID-19 llegó a nuestras vidas, como para que nuestra capacidad de reacción esté siempre en alerta. No es así, estamos aletargados, sumidos en la indolencia, nerviosos, irascibles a veces, dispuestos a emprender nuestro disgusto con el primero que se cruce en nuestro camino ya sea integrante del reino animal, vegetal o mineral.

Hoy que es el día de los Santos Inocentes, ni siquiera hemos visto ni escuchado aquellos chascarrillos ingeniosos que en otros momentos nos habrían provocado una sonrisa espontánea. Nada de nada, hoy nada de nada, nuestro sentido del humor también se ha visto afectado y no es bueno. Ni siquiera alguna conspicua representante de la cosa pública que antes provocaba hilaridad casi general, lo consigue ahora, aunque no hay que perder la esperanza.

En un país riquísimo de Medio Oriente, su príncipe heredero, en un gesto ejemplificador (a otro perro con ese hueso) se ha hecho administrar la vacuna con la parafernalia acorde con su condición social, con toda la prosopopeya inherente al caso y a su alta dignidad, para demostrar que son de los primeros en disponer de ella. Será la voluntad del Clemente y Misericordioso, vayan Vds. a saber, pero por si acaso de los primeros.

Me tiene preocupado y no logro cerrar el asunto de manera coherente, el tema de la “cadena de frio” que debe garantizar que la vacuna, ésta vacuna, se fabrique en cantidades masivas, ingentes, se disponga en los contenedores adecuados, se transporte a una temperatura de 70º bajo cero, según unos, a 80º bajo cero según otros, se traslade y luego se manipule en varios pasos cuidadosamente establecidos, para descongelar y administrar en el tiempo que corresponde antes de que pueda convertirse en un simple sopicaldo ineficaz, lo que sería terrible.

La premura con que ha sido lograda, espectacular, producida y dispuesta para administrarla a la humanidad doliente y aterrorizada, menos algunos insensatos terraplanistas, incrédulos o simplemente idiotas. Esa rapidez en conseguir un proceso que suele durar mucho mas tiempo, todo un record, es digna de admiración, chapeau a los investigadores que trabajando en equipos de rigurosa solvencia, han logrado lo que ya tenemos entre manos, no en un solo caso sino en unos cuantos que poco a poco se van añadiendo a la lista de vacunas disponibles y llegarán mas, por supuesto. Mas adelante veremos como las condiciones de conservación serán menos extremas que la que ya tenemos, incluso liofilizadas para convertidas en polvo, disolverlas en el suero correspondiente y administrarlas, o convertidas en gotas, o en otros formatos. Algunas vacunas que ya se administran como la Sputnik rusa no parece requerir de temperaturas tan bajas para su conservación y traslado hasta la manipulación final.

Conseguir esa baja temperatura no es cosa baladí, los físicos lo saben bien y por eso mismo, es conveniente recordar que es y será complejo que no se produzcan errores en la cadena, accidentes que anulen algunas partidas del producto, o vayan Vds. a saber que problemas pueden surgir, esperemos que los mínimos porque si se ha logrado lo mas difícil, conseguir unas cuantas vacunas en tiempo record, lo demás debería ser mas sencillo.

Lo que encuentro misión imposible es que quienes se ocupan de las cuestiones complementarias, planificación logística, decisiones políticas, etc., sean realmente capaces de estar a la altura de las circunstancias y dejen a un lado intereses impropios y se dediquen por una vez a colaborar sin críticas oportunistas en la tarea común, que ahora es la salud ante todo y luego la recuperación económica. Esa tarea titánica requiere de un esfuerzo y de una capacidad intelectual y moral que no se si quienes ocupan esas instancias, en todos los niveles, especialmente en los mas altos, son capaces de generar. Con ello y con todo, no deberían olvidar que la confianza o desconfianza de los ciudadanos está depositada en ellos y cada cuatro años votamos.

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