CALATAFEST.- Entre “bambalinas” y Kiko Rivera

El correo del Lector
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Impresionante trabajo de la organización para coordinar muchos espectáculos en dos días de actuaciones



En principio tengo que reconocer que uno no es muy dado a la asistencia a festivales de este tipo y mi desconocimiento casi total sobre las características de, por ejemplo, la música “urban”, quizás mi único acercamiento me llega de la mano de mi hijo, que éste si que la sigue y la escucha con frecuencia.
Una vez finalizada la segunda edición de Calatafest, mi opinión sobre este tipo de música quizás ha cambiado algo. Sigo con muchas reservas sobre todo con muchas de las letras de este tipo de canciones, aunque reconozco que he conocido letras que me han gustado más, algunas de ellas muy cercanas a lo que viven los más jóvenes en la actualidad, que no es lo que, desde luego, vivimos nuestra generación.
Independientemente de los gustos musicales del que escribe, (algo que tampoco interesará mucho), la verdad es que el espectáculo en sí me agradó.
Lo que me gustaría reflejar también, quizás sea el lado más humano, más cercano, de la mayoría de artistas que desfilaron durante estos dos días por Calatafest, ya que la mayoría se mostró cercana, y en algún caso como Kiko Rivera, prácticamente encantador.
Entre bambalinas y en la zona reservada a camerinos uno se acercaba con el escepticismo de no conocer prácticamente a nadie, lo cual ofrece también la posibilidad de estudiar de una forma más aislada a los artistas que ocupaban ese espacio, puesto que con tanto número esa zona se convierte en un trasiego y en una parada para los mismos. Un lugar perfectamente adecuado para los artistas y acompañantes que pudieron descansar sobre todo caída la tarde y en la que se mezclaban artistas, acompañantes, guardias de seguridad o las propias bailarinas calentando y estirando.
Muchos, la gran mayoría, me sorprendieron por su cercanía y por su paciencia con los fans que se acercaban para inmortalizar la jornada con una fotografía, (entre ellos mi hijo). Uno, arrancaba con esa idea de acompañar y con la incógnita de no saber lo que se podía encontrar. La realidad fue muy distinta, puesto que la mayoría, no todos, pero si una inmensa mayoría, se mostraron cercanos, sensibles con los fans y con una paciencia fuera de límites. De esta manera, la primera sorpresa fue la de un joven, que con la información de mi hijo, me enteré de que había sido uno de los cantantes que estuvo presente en la celebración del título de la Eurocopa por parte de la selección española, Almacor. Tras actuar, el joven, no mostró ningún tipo de inconveniente para fotografiarse con todo el que le requirió y pasar unos minutos hablando con los mismos. Una buena actuación y un gran compromiso del chaval.
Lo mismo ocurría con el granadino Camín, con Hendy Méndez, Modeloband o con un gran artista llegado desde Puerto Rico como Alejo. Todos atendieron a los fans con amabilidad y cercanía.
En este escrito me gustaría sobre todo destacar también a otros dos artistas con mayúsculas:
Ayubb, un joven bilbilitano al que le tocó actuar con un calor de justicia y que brilló con un público agolpado en primera fila que no paró de corear las canciones de este chaval. Lo hizo francamente bien y al que escribe le sorprendió muy mucho.
El segundo, un artista consagrado, un famoso en toda la regla, Kiko Rivera. Tengo que reconocer mis reparos iniciales sobre si estaría dispuesto a mezclarse y atender a los presentes en la zona de camerinos. Lo cierto es que no tan solo atendió a todo, completamente a todo el mundo que se le acercó, sino que además lo hizo con una tremenda cercanía: un buen número de fotografías, el detalle de conversar con todo el mundo y sobre todo de ni siquiera pisar su camerino, se quedó en todo momento fuera hasta que le tocó actuar. Una actuación que además, con el recinto a rebosar de público encandiló a todos los presentes. Un artista en toda la regla que conoce como nadie su oficio y que supo con mayúsculas estar dentro del escenario, (en esto no teníamos dudas), y sobre todo fuera del mismo.

Y en esta zona del corazón de los conciertos también pudimos comprobar el trabajo y el trasiego de los organizadores. Sin parar un solo minuto con la intención de solventar los problemas que suelen ocurrir en este tipo de espectáculos. Muchas horas de concierto, muchos artistas y en este caso también unas temperaturas tan altas que ocasionaron algún tipo de problema, aunque desde luego fueron los menos.
En todo momento sin parar de trabajar, idas y venidas continuas, fenomenal trato con los artistas y también con los que nos encontramos en el recinto. Cuatro comarcanos que arriesgan con un espectáculo que resulta muy complicado de organizar: Alex Alonso, Moíses Requena, Luís Martínez y Alejandro Sánchez. De ellos partió esta idea, la de montar un espectáculo de estas características en Calatayud, se atrevieron a ponerse en marcha, y de momento ya han conseguido cerrar dos ediciones y esperemos que la tercera también la tengan ya en mente. Y la verdad, a uno le parece muy complicado absolutamente todo, además del riesgo económico que ya de por sí podría frenar al más pintado, uno no puede ni imaginarse todo el trabajo que conlleva cerrar a este número de artistas tan amplio, cuadrar tiempo de actuación, contratar a todos los técnicos de sonido e iluminación necesarios, montar dos escenarios a la vez de estas características, atender egos que siempre los tienen de artistas de renombre, preocuparse de la seguridad, montar todos los puestos alternativos… y así un sinfín de pequeños problemas que aparecen en cualquier momento.

El resultado de todo este trabajo, para el que escribe, sencillamente sobresaliente. Me gustó y es más, repetiré.

Toño Gimeno

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