Buscar la independencia pero sin renunciar a cobrar de por vida un más que “honorable” sueldo
Muy honorable, es el tratamiento que se ofrece al presidente de la Generalita de Cataluña por parte de todos los españoles de a pie sean catalanes, vascos o extremeños. Unos españoles, que me perdonarán ustedes, somos algo más que tontos y no es para menos.
Cada español tiene su idea política y la mayoría se dedica a defenderla a capa y escapada. La defendemos sin razonar. Para los de derechas los de izquierdas no pueden tener ninguna buena idea; para los de la izquierda, los de derechas tampoco. Y en este contexto lo peor de todo es que a los que cobran por la política les da totalmente igual lo que pensemos. Su preocupación, seguir en los asientos y sobre todo, seguir cobrando.
Estamos asistiendo en los últimos años a la clase política más vulgar desde la democracia. Pero lo que realmente esto significa es la vulgaridad en la que nos estamos acomodando todos los españoles.
La culpa es nuestra. Si señor. Nosotros somos los que votamos, nosotros somos los que podemos cambiar la situación y nosotros deberíamos de ser los que obligáramos a realizar cambios. Y cuando con los votos nada se cambia, gobierne quien gobierne, hay que reivindicar los cambios desde la calle o votando en blanco demostrando que no, no estamos de acuerdo en la forma de hacer las cosas.
Es auténticamente vergonzoso como día tras día nos encontramos con enfrentamientos chabacanos de la clase política española en unos momentos en los que la unión, la responsabilidad, el diálogo y los acuerdos deberían de ser lo primordial. Cuando hablamos de la salud, cuando hablamos de la vida, las ideas políticas pasan a un segundo plano. Aquí no. Es más, a unos y a otros parece que así les va bien o al menos eso es lo que día a día nos hacen pensar, porque por malos que sean, no lo pueden ser tanto. O eso quiero pensar.
Es auténticamente lamentable todo lo que está ocurriendo con la pandemia. Cuando era el gobierno central el que decidía de forma unilateral lo que hacer o no, las Comunidades Autónomas defendían que ellas lo harían mejor. Cuando la decisión es de ellas, lo que se reclama en la intervención del Estado. ¿Nos están tomando el pelo? No, están conservando su sillón, están conservando su sueldo. Y no tienen perdón de Dios.
Y entre positivo y positivo, nos encontramos también con las diferencias entre el trabajo público y el privado. ¿Ustedes se imaginan que en una empresa privada despidan a un trabajador por incompetente y le sigan pagando un buen sueldo para toda la vida? Pues eso es lo que tenemos en esta piel de toro desfragmentada y desunida. Presidentes de Comunidades Autónomas, de ciudades autónomas y del Gobierno de España que cuando dejar de ostentar el cargo siguen cobrando emolumentos que superan los 90.000 euros al año. Es decir, siguen cobrando muy bien por no trabajar. Es decir, todos y cada uno de los españoles seguimos pagando a personas y otras prebendas por no hacer absolutamente nada. Ojo, y esto ocurre con los buenos, con los normales, y con los que han demostrado una total incompetencia para su puesto de trabajo.
El último ejemplo lo tenemos en Joaquim Torra. Dos años escasos presidiendo la Generalidad de Cataluña, inhabilitado por el Tribunal Supremo y el Joaquín que seguirá cobrando el sueldo “Nescafé”. Si señor, un sueldo para toda la vida. Lo sustituye en funciones Pere Aragonés, que seguro también de esta manera se garantiza otro sueldo “Nescafé” para siempre jamás.
Y los que cada mañana nos levantamos para trabajar, los que tenemos que pagar nuestra hipoteca, los que no se pueden independizar, (ojo de sus padres no del país), los que tener un sueldo de 1000 eurillos al mes supone una alegría no hacemos absolutamente nada.
Yo lo que en estos momentos de verdad me pregunto es, ¿Dónde me puedo apuntar para presidir cualquier gobierno autónomo? No se preocupen no lo haré peor, es más, me comprometo a dejar el cargo lo antes posible. Yo también quiero ese sueldo Nescafe.
Fdo. A.G.