Eduardo y su Calatayud del alma
Eduardo San Gervasio, de Calatayud, apodado irónicamente “el mudo”, pues charraba por los codos, padre de mi amigo Eduardo, al que me unió el mundo del deporte, falleció tristemente el pasado día 14 de enero.
Tuve la suerte de conocerlo hará unos 5 años en Calatayud y también en La Romareda, viendo a nuestro sufrido Real Zaragoza. Es de esas personas que sabes que te va a caer bien desde el principio, cercano, afable, dicharachero, con carácter, si ibas a su pueblo te colmaba de atenciones, vamos, una bellísima persona por dentro y por fuera.
Fuimos a despedirlo y me impresionó ver la iglesia absolutamente llena, síntoma inequívoco de que era muy respetado y querido por sus convecinos. De la misa, destacaré: el profundo silencio, la homilía del sacerdote que muy emotiva, la jota de la Magallonera cantada como los ángeles por la insigne jotera Yolanda Larpa, y al final el discurso de despedida de uno de sus amigos sencillamente ejemplar, glosando la figura de Eduardo y todo lo que había hecho por su pueblo.
Fue uno de los fundadores del fútbol base en Calatayud, y directivo de peña La Unión, cofrade de San Cristóbal, devoto de la Virgen de la Peña y de su San Roque queridos e incondicional del Real Zaragoza.
Todo eso y más le dio tiempo a realizar en su vida, y a formar una estupenda familia.
Trabajador incansable, viajante, dinamizador, promotor y conseguidor de ideas y por encima de todo, buena persona; por eso no me extraña que tanta gente fuese a despedirlo con un estruendoso aplauso que a buen seguro escuchó desde el cielo.
Se entregó a Calatayud como un padre se entrega a sus hijos.
Fdo. Luís Solanas Cebolla
Zaragoza