Deseo escribir hoy sobre un drama social, que debemos estudiar a fondo para intentar reducirlo a la mínima expresión, es el preocupante ascenso de los suicidios en nuestro país.
Seguramente la pandemia algo haya tenido que ver, pero según cifras oficiosas durante el 2022 hemos padecido 4000 suicidios, o lo que es lo mismo, cada día más de 10 personas se han quitado la vida voluntariamente, muchos de ellos jóvenes.
Necesitamos ya un verdadero Plan Nacional de Prevención contra el suicidio donde los estamentos públicos y los privados o independientes vayan de la mano. Y cito por ejemplo al teléfono de la esperanza que está haciendo un inmenso trabajo y mucho bien.
Es muy difícil meterse en la cabeza de alguien que en su desesperación no desea vivir más, pero hay indicios, señales que nos alertan y aquí es donde la familia, amigos y profesores debemos estar muy atentos para solicitar ayuda de los profesionales y evitar desenlaces irreversibles.
Acompañar en la soledad, detectar el bullyng, abrazar en la tristeza, cauterizar la depresión, blindar la violencia, son acciones que pueden salvar vidas. Si todos ayudamos en este sentido, ya merece la pena cualquier esfuerzo y sacrificio.
Evitar un suicidio es devolver la vida a una nueva esperanza e ilusión.
LUIS SOLANAS CEBOLLA