“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”… hoy cumpliría 424 años el escritor más importante del siglo XVII, Baltasar Gracián

Uno de los mejores escritores del Siglo de Oro español

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Uno de los grandes escritores del Siglo de Oro Español


Hoy, 8 de enero de 1601 nacía en la localidad de Belmonte, Baltasar Gracián, uno de los principales escritores del Siglo de Oro Español, y quizás, el más importante del siglo XVII.
Sus padres fueron el médico Francisco Gracián Garcés, natural de Sabiñán, y Ángela Morales, de Calatayud, su segunda mujer; con la primera, Mariana de Andua, tuvo una hija, Teresa. Como médico, Francisco Gracián ejerció su profesión en diversas localidades cercanas a Calatayud, a las que se desplazaba con toda su familia. En Belmonte, además de Baltasar, nacieron Manuel, Magdalena y Francisco; de ellos, Manuel y Francisco debieron de morir muy pronto y, por tanto, Baltasar Gracián era el primogénito de la familia.
En 1602 la familia se estableció en Ateca, donde permaneció hasta 1620 y se incrementó con el nacimiento de Felipe, Juan, Pedro, Ángela, Francisco, Lorenzo y Raimundo, si bien Juan, Ángela y Francisco debieron de fallecer siendo muy niños. Con la excepción de su hermanastra Teresa y de Lorenzo, los hermanos Gracián ingresaron en diversas órdenes religiosas.
En 1620, año en que falleció Francisco Gracián, la familia se trasladó definitivamente a Calatayud.
Baltasar Gracián entró en la Compañía de Jesús y desde Tarragona, comenzó un trasiego por diversos colegios de la Compañía en Aragón. Su formación humanística le eximió de cursar letras humanas en el seminario de Gerona, una vez superado su noviciado, pero continuó sus estudios con dos cursos de filosofía en Calatayud, donde permaneció hasta 1623, y con cuatro cursos de teología en el Colegio de Zaragoza, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1627.
Vuelve a Calatayud, ejerciendo como profesor de letras humanas hasta 1630 y, posteriormente, reside en la casa profesa de Valencia para cumplir su tercer año de probación, que finaliza el 15 de marzo de 1631. En el Colegio de Lérida imparte clases de gramática y teología moral hasta 1633, cuando se traslada a Gandía como confesor y predicador y como profesor de gramática, filosofía y teología moral. Allí permanecerá hasta mediados de 1636 y realizará la profesión solemne de los cuatro votos, el 25 de julio de 1635, en la Iglesia de San Sebastián del Colegio de los jesuitas. Es muy probable que en estos años empezase la redacción de su primera obra: El Héroe, gracias a la biblioteca de Gandía, una de las mejor dotadas de la Compañía en la Provincia jesuítica.
El 6 de diciembre de 1658 Baltasar Gracián falleció en Tarazona y probablemente fue enterrado en la fosa común de los padres del colegio.
Dentro de su producción literaria cabe destacar “El Criticón”, cumbre del conceptismo barroco español y una amplia visión alegórica de la vida humana en forma de novela. Sus dos protagonistas, Andrenio y Critilo, son símbolos, respectivamente, de la naturaleza y la cultura, de los impulsos espontáneos y de la reflexión prudente. Entre otras, también escribió títulos como 'El Héroe', 'El Político', 'El Arte de Ingenio', 'El Discreto', 'El Oráculo', 'La Agudeza', y 'El Comulgatorio'.
Muchas son las frases por las que se recuerda a Baltasar Gracián. Algunas de ellas forman parte de su obra ‘Oráculo manual y arte de prudencia’; una recopilación de aforismos en la que dejó claro que.... "Lo bueno, si breve, dos veces bueno"


Algunas frases de Gracián
Les dejamos algunos de sus aforismos, que por cierto siguen teniendo mucha, muchísima vigencia en la actualidad

No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, aquél que por una oreja le entra y por otra se le va
La confianza es madre del descuido
El no y el sí son breves de decir pero exigen pensar mucho
Pise firme siempre en el medio y no vaya por extremos, que son peligrosos todos.
No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir
Saber olvidar, más es dicha que arte
Bien está dos veces encerrada la lengua y dos veces abiertos los oídos, porque el oír ha de ser el doble que el hablar
Por grande que sea el puesto, ha de mostrar que es mayor la persona
Todos los vicios dan treguas; el glotón se agita, el deshonesto se enfada; el bebedor duerme, el cruel se cansa; pero la vanidad del mundo nunca dice basta, siempre locura y más locura
¿Cómo puede ser una vida que comienza entre los gritos de las madres que la dan y los lloros del hijo que la recibe?

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