Claveles al río en la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano

Un día para celebrar con la Comunidad Gitana

Gente y Familia
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Aragón fue el primer destino en España de la población gitana tras autorización de Alfonso V el Magnánimo


Un pueblo con bandera, con principios, con historia y tremendamente familiar que eso sí, carece de territorio, este es el pueblo gitano. Perseguido durante muchos años, itinerante en los territorios y con una cultura e idioma propios que han sabido conservar en el paso del tiempo a pesar de las dificultades. Ser amigo de un gitano/a es tenerlo para toda la vida.
Ayer martes, este colectivo en Calatayud al auspicio de los Servicios Sociales del Ayuntamiento bilbilitano celebraba el Día Internacional del Pueblo Gitano. Además, en esta ocasión la celebración fue doble puesto que también se recordó que este año se cumplen los 600 años de su llegada a España. Fue, su primer paso, por las tierras aragonesas regentadas por Alfonso V el Magnánimo, quien según se recoge el 12 de enero autorizaba a Juan, Conde de Egipto Menor, un salvoconducto que le autorizaba a viajar libremente en peregrinación a Santiago de Compostela.
A las doce del medio día y en el Puente de Alcántara, los asistentes lanzaron los tradicionales claveles a las aguas del río Jalón y leyeron un manifiesto para terminar cantando el himno Gelem Gelem. El pueblo gitano bilbilitano cuenta en la ciudad con dos asociaciones en la actualidad: Chipen y Undibell.
Las actividades en conmemoración de este 600 aniversario continuarán mañana jueves. En el Salón de Actos de Claretianos tendrá lugar una representación de sombras, con entrada gratuita. Es intención también que a  lo largo de próximos meses se realicen otras actividades en la ciudad para recordar esta historia compartida.

Un pueblo nómada y finalmente asentado
Desde su llegada a España, la población gitana se caracterizó por tener la libertad como bandera, siendo una población eminentemente nómada que se desplazaba de un lugar a otro. A pesar de que por entonces carecían de documentos escritos, si que por transmisión oral supieron mantener su lengua y sobre todo sus tradiciones. Es más, en momentos puntuales de su historia, su lengua les facilitaba el contacto entre ellos sin que el resto de la población la entendiera.
Otra de las características de esta población son sus tradiciones, muchas de ellas todavía se mantienen y sobre todo el núcleo de su vida social, asentada en la familia y en el buen trato y respeto hacia con los mayores.
En Calatayud y en los años 80 este colectivo comenzó a asociarse, se entró en programas nacionales destinados a esta población, se logró prácticamente la alfabetización de todos y se crearon instrumentos para dar a conocer su cultura y sus actividades, entre ellas programas de radio protagonizado por los jóvenes gitanos y publicaciones escritas. Todo ello, al amparo del Programa Nacional Gitano y de los Servicios Sociales de Calatayud. Años, en los que incluso con el trabajo de este colectivo se remodeló el parque del barrio de San Antonio, un detalle que siempre resulta interesante recordar. Fueron años en los que el pueblo gitano se movilizó llegando a ser parte muy importante de las principales asociaciones gitanas aragonesas al amparo también de una figura destacada en el asociacionismo gitano como fue “La Rona”.
Un colectivo bilbilitano, desde luego, querido y respetado también en la ciudad.

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