CALATAYUD.- Vendedores Ambulantes, un colectivo muy dañado por la Pandemia, las nieves y las heladas

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Según algún profesional de la venta ambulante, Calatayud no ofrece las ayudas que en otros Ayuntamientos

En estos tiempos de pandemia son muchos los colectivos que están sufriendo los rigores, primero de los confinamientos, después, de las medidas aplicadas para intentar reducir los contagios. Problemas comunes quizás a muchos colectivos pero que en algunos se notan más de la cuenta, como es el caso de la Venta Ambulante.

Como otros muchos colectivos dejaron de trabajar durante el confinamiento, pero además tras la reanudación de su servicio, con restricciones marcadas por los espacios entre puesto y puesto y el aforo de los mercados. A todo esto hay que sumar los problemas del temporal que, por ejemplo, en Calatayud les han dejado sin montar durante dos semanas seguidas.

Según uno de los vendedores ambulantes que desde hace más de 40 años visita todas las semanas Calatayud, César Borja, la situación es muy preocupante para este colectivo. “Lo estamos pasando mal de verdad: confinamiento, restricciones, medidas de seguridad y muy poco apoyo. Son muchos los gastos y pocas las ayudas”. En ese sentido destacaba la solidaridad de algunos ayuntamientos. “Lo cierto es que por ejemplo en Zaragoza nos han rebajado con esto de la pandemia el coste de plantar y esto si que supone una ayuda para nosotros. En Teruel todavía más, desde la pandemia no nos cobran por plantar”. Respecto al mercadillo de Calatayud, César Borja lo considera uno de los más caros de Aragón. “En Calatayud las ayudas han sido muy pocas, nos han reducido algo el precio por montar pero con menos metros, y estamos hablando de uno de los mercadillos más caros de Aragón para el vendedor”.

Desde el colectivo afirman que “hay muchos vendedores que están a punto de dejar el puesto en Calatayud. Necesitamos sentarnos con el Ayuntamiento y buscar medidas de apoyo, una de ellas sería que pudiéramos montar en otro lugar de la ciudad otro día a la semana”.

Una situación por lo tanto complicada también para este sector que se vio obligado a dejar de trabajar durante el confinamiento y que tras el mismo han trabajado con muchas restricciones y con ventas menores por la afluencia de menos personas y por el aforo de los mercadillos. Ahora se les suma también el impedimento del tiempo y esas dos semanas sin montar en Calatayud.

 

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