Cierra la farmacia de Jarque de Moncayo por jubilación
La despoblación y la falta de relevo generacional siguen dejando su huella en los pequeños municipios aragoneses. Esta vez, el cierre de la farmacia de Jarque de Moncayo, en la Comarca del Aranda, es el reflejo de una problemática que afecta cada día más a las zonas rurales. Tras 31 años de servicio, el farmacéutico, originario de La Rioja, se jubilará en los próximos días, dejando no solo un vacío en la localidad, sino también un gran legado de amistad y cercanía con los vecinos de Jarque y los municipios aledaños.
El cierre de esta farmacia se suma a más de diez establecimientos farmacéuticos que han cesado su actividad en Aragón en los últimos años, principalmente en pequeñas localidades. La falta de relevo generacional o interés en asumir estos negocios esenciales es una constante en estos entornos. A partir de ahora, los vecinos de Jarque de Moncayo dependerán de un botiquín local para acceder a medicamentos básicos o deberán trasladarse a farmacias en localidades cercanas como Illueca, Gotor o Brea de Aragón.
Este escenario no es un caso aislado, sino un síntoma de los desafíos que enfrentan los pequeños municipios para mantener servicios básicos. La pérdida de una farmacia no solo implica un golpe al acceso sanitario, sino también una señal de alarma sobre las dificultades para mantener la calidad de vida en estas zonas.
El farmacéutico que ahora se retira deja un hueco difícil de llenar. Su llegada a Jarque hace más de tres décadas marcó el inicio de una relación estrecha con la comunidad, que ahora lamenta la pérdida de este servicio esencial y de una figura muy querida.
La despoblación y la falta de oportunidades continúan erosionando los servicios en los municipios rurales, recordándonos la importancia de buscar soluciones que revitalicen estas comunidades y garanticen un futuro sostenible para sus habitantes.