Las enormes dificultades para alcanzar el profesionalismo
Resulta enormemente curioso comprobar como los políticos no pierden ninguna oportunidad para fotografiarse con los deportistas que dentro de su nivel han conseguido un buen resultado. Ocurre tanto a nivel nacional, como regional o local.
Es evidente que todos nos alegramos cuando algún vecino destaca en una actividad deportiva, no deja de ser un orgullo para todos y una alegría. Pero, ¿alguno se ha preguntado sobre el esfuerzo de todo tipo que han tenido que hacer sus familias para conseguir llegar hasta ahí?
En la actualidad y por poner algún ejemplo más o menos claro, en tenis nos encontramos con dos jugadores separados por varios años de edad y con trayectorias importantes: Alejo Sánchez y José Manuel Molina.
Alejo Sánchez es júnior, está clasificado dentro de los 150 mejores jugadores del mundo de su edad y pelea por meterse entre los 100 mejores. En España, es de los mejores tenistas de su edad.
¿Alguien ha preguntado por los esfuerzos de su familia para intentar que Alejo consiga ese sueño de llegar a ser un jugador profesional en este deporte? Bueno, pues desde bien temprano siendo un niño para seguir creciendo marchó a Zaragoza. Desde entonces los esfuerzos económicos de su familia han sido inmensos: cordajes, raquetas, pistas, entrenadores, viajes, desplazamientos, torneos… y así un largo etcétera. Ahora se encuentra con la necesidad de participar en torneos internacionales, por no ir más lejos hace quince días estuvo compitiendo en Túnez. Necesita sumar puntos y ascender puestos.
Su familia, una familia normal y corriente, trabajadora no ha dejado un solo instante de hacer todos los sacrificios de todo tipo hasta el límite que pueden. Desde luego, para llegar a profesional lo primero que hay que tener es talento, cualquiera; pero desde luego también junto con el talento, el sacrificio y el esfuerzo hace falta también un apoyo económico que ayude a este tipo de deportistas a seguir creciendo, y hay familias que pueden aguantar ese esfuerzo y por lo tanto facilitar la conquista de puntos y otras que no pueden llegar. Y ahí es donde de verdad deberían de entrar las administraciones, todas. Y no sirve con subvencionarles con 500 o 1000 euros por temporada.
No me cabe la menor duda de que el bueno de Alejo llegará a ser un jugador profesional, primero por sus cualidades; segundo por su capacidad de trabajo y tercero por el apoyo de su familia. Pero de momento, sin más, bueno si, con la ayuda este último año de alguna marca deportiva que al menos le viste y le posibilita material.
José Manuel Molina, es otro jugador que apunta alto. Infantil. No le va a quedar más remedio que marchar también a Zaragoza si quiere seguir creciendo. Y se encontrará con más de lo mismo, un ingente esfuerzo personal de él y de su familia ante la falta de ayuda de verdad y apoyo de las instituciones. Ya conocen lo que es hacerse cargo del material deportivo, de las zapatillas que se rompen, de las raquetas, de los cordajes que hay que arreglarlos constantemente, de pagar pistas para entrenar, de contar con el apoyo de entrenadores, de torneos, viajes, desplazamientos…, eso ya lo conocen; pero si todo la va bien al bueno de José Manuel lo que les queda por delante es todavía más costoso.
En otros deportes quizás los deportistas tienen más suerte. Por ejemplo en fútbol, un bilbilitano Carlos Pablo, se encuentra becado en Huesca. Ahí apostaron por él y aunque el esfuerzo de los padres es también importante, al menos cuentan con una beca de estudios, alojamiento y manutención.
Con todo esto, a uno, lo que le gustaría es que instituciones como Estado, Gobierno de Aragón, Diputaciones, Comarcas o Ayuntamientos facilitaran muchísimo más el duro trayecto hasta llegar al profesionalismo. Quizás no sería tan costoso que estas instituciones se hicieran cargo, por ejemplo de los costes para participar en un torneo internacional o que las pistas fueran gratuitas para poder entrenar. Eso sí, si alguno llega lo tengo muy claro: fotografía al canto y satisfacción por ser español, aragonés o de Valtorres, por poner un ejemplo.