ILLUECA.- El Tribunal Superior de Justicia de Aragón admite a trámite el recurso presentado por el Ayuntamiento de Illueca sobre el cráneo del Papa Luna

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Para el Ayuntamiento, “es un pequeño paso para que se haga justicia”


El TSJA ha admitido a trámite el recurso presentado por el Ayuntamiento de Illueca para recuperar el cráneo del Papa Luna. El Ayuntamiento señala que es un pequeño paso para que se haga justicia y recuperar el Cráneo y que vuelva, donde nació el Papa Luna.
Con el fin de recuperar el cráneo el consistorio recurría la sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo en la que se apoyaba la devolución que realizaba el Gobierno de Aragón al Ayuntamiento de Sabiñán en junio de 2021.

La historia
Tras su muerte a los 94 años, el Papa Luna fue enterrado inicialmente en la capilla del castillo de Peñíscola, y posteriormente en su pueblo natal, Illueca, en Zaragoza. Allí, el cadáver momificado quedó expuesto en una urna de cristal en 1423. Y la capilla con el cadáver de aquel antipapa se convirtió en un centro de peregrinación, sin que las autoridades religiosas locales pusieran muchas objeciones.
Más de un siglo después, en 1537, un fraile italiano apellidado Porro estaba de visita por tierras aragonesas y oyó hablar de aquel centro de peregrinaje, así que se acercó a curiosear. Y al ver aquellas filas de peregrinos postrados ante un antipapa, el buen fraile, preso de santa indignación, destrozó la urna a bastonazos. Tras aquel incidente, el arzobispo de Zaragoza ordenó precintar la habitación donde se hallaba la momia. El cadáver del Papa Luna permaneció allí durante casi siglo y medio sin ser perturbado, hasta que, durante la Guerra de Sucesión española, tropas francesas al servicio de Felipe V toman el castillo de Illueca. Al no encontrar nada de valor, los franceses, enfurecidos, destrozan la tumba de Benedicto XIII y su cadáver, arrojando los restos a un barranco.
Tras la marcha de los franceses, solo se pudo recuperar el cráneo, que fue llevado al cercano palacio de los condes de Morata, en Sabiñán. Allí reposó el cráneo durante casi tres siglos, sin más que una breve interrupción durante la Guerra Civil española, cuando tuvo que ser ocultado para evitar otra profanación.

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